domingo, 5 de julio de 2009

"... y volví a la cancha"

Primero que nada, un agradecimiento a mis fieles lectores a quienes hoy les anuncio que "Dios perdona pero el tiempo a ninguno" por el momento se suspende. La razón es... que no hay razón. Así se manejan las cosas hoy en día, de hecho, cuando se es afortunado, aplicaría también un soberbio "por que yo lo digo", así que hoy les traigo un poco más de futbol.

Hoy tomé mis viejos adidas de lona y salí de la casa con la bendición de mi mamá a cuestas con camino al "Sergio L--n Chávez", nuestro estadio de futbol. El día estaba nublado y se prestó para pensar un poco en la situación actual de la barra, pues se supone que estamos en tiempos de cambio, en una renovación.

Cuando finalmente llegué a la cancha, ví que había muchos más hinchas freseros que harían el viaje a La Piedad en relación a los que yo calculé la noche anterior, cosa que me pareció muy grata.

El viaje a "la piedrita" diría "Romario" (que en paz descanse), era un viaje importante para la banda del azulgrana, pues a pesar de ser amistoso todos sabíamos que tarde que temprano la añeja rivalidad como la euforia de los piedadenses de volver a la división de plata del futbol mexicano eran ingredientes perfectos para cocinar un posible enfrentamiento, enfrentamiento que para nada nos detuvo y comenzamos a organizar la salida...

De inmediato abordamos los autobuses que nos habrían de llevar a tierras michoacanas y salimos de la ciudad... En el camino, la gente tocaba sus claxon o sacaba la mano en señal de apoyo... Una vez más, los hinchas locos del Irapuato íban dispuestos a defender los colores de un pueblo entero...

El trayecto fue rápido, no hubo paradas en ninguna parte, es más, ni siquiera en algún Oxxo... De hecho, tan rápido llegamos que hubo tiempo de bajarse en las inmediaciones del estadio "Juan N. López" e inspeccionar el terreno y tratar de conseguir algunos boletos para los que no traían.

Me sorprendió ver que la afición michoacana estaba empapadísima con su equipo pues llegaban y llegaban camionetas por todos lados con gente de camisetas amarillo con azul, es más, hasta un par de sujetos con banderas gigantes bajaron de un auto.

No conforme el destino con eso, la situación geográfica del inmueble es poco privilegiada para las aficiones visitantes, y para si algún lector no lo conoce, haré una breve descripción de la misma:
-El estadio está en una loma sobre una avenida muy angosta, de hecho solo son dos carriles.
-Las entradas al "Nepo" (la "N" es de "Nepomuceno") están en las cabeceras, así que hay que rodear por un pequeño pasillo para ubicarte en la zona que deseas.
-Finalmente, alrededor de la casa de "Los Reboceros" hay bastantitos sembradíos, ¿De que? No lo sé.

Después de mucho tiempo de espera, llegó el otro camión que transportaba a la banda fresera y ahora si, completos todos, nos plantamos con un estruendoso "Irapuato, Irapuato" y llegamos a pie a la taquilla donde casualmente ya no tenían boletos, así que nos la arreglamos y nos paramos en la puerta para negociar... Los encargados del lugar primero dijeron que hablarían con nuestra directiva para ver que se podía hacer, pero fue tan grande el afán de entrar a ver a los "Freseros" y tan lento el proceder de estas personas, que la afición se avalanzó sobre el portón y logró colarse...

Ya adentro, los pocos "hinchas" reboceros que estaban detrás de la porteria veían entrar después de muchos años, a una afición visitante, y no a cualquiera, sino a una que tiene antecedentes en su municipio... La del IRAPUATO.

No tardó mucho tiempo en escucharse el "Rebocero rebocero, que awitado se te ve, hoy LA MERME está cantando y tu nada más la ves", esto en virtud de que los muchachitos que se pusieron detrás del arco solamente se dedicaban a contemplar a la afición más colorida de todo el Bajío mexicano.

Así transcurrió todo el primer tiempo y a pesar de que nos vimos abajo en el marcador, los cantos, las palmas y el apoyo no cesaron hasta comenzado el segundo tiempo cuando alguien de palcos nos arrojó una lagartija, y es en serio, ¡Alguien en La Piedad arrojó una lagartija!

En ese momento, los aficionados freseros se hicieron de palabras con los aficionados de palcos (que más bien parecen bodegas de central de abastos), y en una reacción a esto, la gente que se ubicaba en la cabecera nos empezó a aventar piedras, envases de refresco y botellas, mismos que eran devueltos a su lugar de origen generando la suspensión del partido por unos minutos y el asombro de los dos únicos policías de la zona, quienes solo se dedicaban a cubrirse de los proyectiles.

De pronto, los ánimos se calmaron y se volvió a reanudar el partido. El marcador se movió un par de veces más para los locales y ya sobre el tiempo, los "Freseros" veíamos la manera de desalojar el incómodo estadio en el que años atrás ganamos una final, razón por la cual, nos acercamos a los encargados del inmueble así como a los refuerzos policiacos (ya no eran dos, ya eran cinco) y su respuesta fue: "Pos no se... ¿Ustedes como ven?"...

De inmediato, los hinchas que podemos jactarnos de tener experiencia en estas movidas, hicimos el plan y actúamos... Esta ocasión, la porra de la Trinca tenía que moverse de manera inteligente, así que hicimos un movimiento inesperado... Reventamos una puerta que daba a un estacionamiento... Y después, mientras los locales se preparaban para recibirnos con una lluvia de piedras, nosotros cortamos camino y usamos como atajo... ¡El barbecho! ¡El barbecho y los sembradíos fueron la solución!

Una vez más, "LOS HIJOS DE LA MERMELADA" en base a huevos y un ingenio bárbaro, regresaban a IRAPUATO sanos y salvos, sin ningún herido y tampoco detenidos.

Cuando uno vive aventuras como estas, es inevitable pensar en cosas peores, en saber a lo que te arriesgas, pero también, uno piensa que cualquier equipo de la división que sea, desearía tener una afición como esta, que a pesar de todo, siempre cobija al club por hostil que sea la cancha donde se plante.

Ya para finalizar, termino este escrito con una frase de los Ultras Sur del C.F. Real Madrid que me encanta y dice:

"Sabemos cuantos vamos, pero no, cuantos regresamos"
¡Aguante el Club Deportivo Irapuato
y sus hijos de la mermelada!

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