martes, 16 de diciembre de 2008

Asi es la vida...

Hace ya varios días que no subo nada, y es que no he tenido la oportunidad de escribir. En este momento, me encuentro en Irapuato, pues a pesar de que hoy era la posada de la pandilla, la verdad no tenía ganas de seguir allá (casualmente ese dolor de cabeza me vino en la mañana).

Es difícil ver como de pronto tienes un gran amigo, y después, ya no. Quizá fueron razones tontas, absurdas, pero la verdad, creo que por el momento, hay que dejar que el tiempo pase y que sea el quien decida por mi. Si es mi carácter, mi estupida idea de defender mis ideales a muerte, o cualquier otro factor, yo ya no puedo ni quiero hacer nada para cambiarlo.

Lo más preocupante de esta situación es que es la segunda en menos de un mes, pues el día de la final Irapuato vs. Querétaro, el que otro de mis amigos me dejara afuera (independientemente de las razones), me hace pensar que, como dice la gente, hay de dos sopas: o yo soy un mal amigo, o, en estos días ya no existen los verdaderos amigos.

Ya que toque el tema de la final entre Freseros y Gallos Blancos, la cual perdimos desgraciadamente, no está de más desahogar lo que trate de hacer en un mensaje, mensaje que creo (como la mayoría de los que he mandado últimamente), fue inoportuno.

Era un domingo por la noche y “La Corregidora” estaba llena de hinchas albiazules, eso, hasta que nos plantamos ahí los freseros. No importo el alto costo de los boletos o la prohibición de no viajar, como pudimos, llegamos. Atravesamos barbecho, caminamos por la carretera, superamos filtros de seguridad, todo por ver a la Trinca.

La cabecera norte se estremeció al comenzar el partido, un petardo azulgrana cayo al campo. La hinchada fresera se encendió y comenzó a cantar a pesar de que la gente de Querétaro nos lanzaba cosas. Todo iba bien hasta que a los pocos minutos, no más de 10, el gol de los locales nos estremeció. A pesar de ello, siguió el aguante y el Irapuato se adueño del terreno de juego. Creo que el premio a su esfuerzo cayó en un penal antes de finalizar el primer tiempo.

El jubilo no se hizo esperar y todos nos emocionamos, para mi, sin duda alguna, ese gol (si hubiera entrado) era el gol del titulo, ¿Por qué? Por que estábamos encima, era el empate, el momento anímico.


Desgraciadamente, “Alvin” lo falló. El estadio gritaba “portero, portero” y nosotros, sinceramente, veíamos como la copa se escurría de nuestras manos. Bendito aquel que conservo la fe, pues creo que nadie lo hizo.

En el segundo tiempo, la misma tónica de tantos otros partidos: Irapuato domina, pero no anota pues nuestra delantera era chata e ineficiente. Danilo y “Alvin” podrán ser muy compas de la banda, pero son jugadores de medio pelo. Lo más rescatable al frente fue el tiro del “Flaco” al poste, tiro que no entro y nos decía que lo único que faltaba era que un segundo gol nos matara, y si, ese segundo gol llego por cuenta de un viejo lobo de mar de la división: Valtencir Gómez. Irapuato perdía 2-0 con varios minutos por jugarse, y las caras freseras eran de dolor, decepción, había sueños rotos.

En esos minutos de dolor, no era raro ver lágrimas escurrir puesto que se estaba yendo la oportunidad de conseguir el medio boleto de regreso a la máxima categoría del futbol mexicano, lugar al que pertenecemos.

Yo, un tipo bastante duro en mi ideología futbolística, recordé aquellas palabras que algún día le dije a Carolina Cortés: un hincha no debe llorar. Era hora de tragarme mis palabras y me baje de la tribuna con dirección al que era quizá el pasillo más oscuro del estadio y lo hice. Sentía la inocencia de un niño al llorar, no era Paul de “Los Hijos De La Mermelada” quien estaba ahí, era el ser humano que vive ahí dentro.

En esas lagrimas se iba un torneo duro, se iban los viajes difíciles, se iba el tiempo que uno sacrifica estando lejos de tu familia y la gente que quieres por ir al futbol, ahí se olvida la victoria en Salamanca y hasta el 4-0 a León, sabes que al no ganar el campeonato, no lograste la meta y es hora de volver a empezar.

No sé que me depara el 2009 en cuanto a amigos (que sé que los tengo pero por algún lado deben andar) y menos a futbol, lo que si se, es que es hora de dejar atrás este trágico 2008 que tanto me dio e igual me quito, así es la vida y hay que entrarle, aunque a veces, nos toque llorar…


Canción: Yo no me sentaría en tu mesa - Los Fabulosos Cadillacs

martes, 2 de diciembre de 2008

Cuando te escucho decir mi nombre...

Han pasado ya varios días desde que escribí la última entrada de este blog, y no por que no quisiera o no tuviera que escribir, sino que entre fútbol, exámenes y recursos, mí tiempo era escaso.

Hoy, afortunadamente, tuve un buen día (o al menos, lo que va de el). Por la mañana clase de 7 con el Lic. Sebastián Barrera, quien me queda claro es un tipazo, ya que sin ahondar en su interesantísima clase de Derecho Penal, nos habló un poco de la vida, nos dio su confianza y yo, fiel a mi imprudente costumbre, dije “Déme trabajo, ¿no?”, cosa que arranco risa entre todo el grupo y hasta del mismo profesor (¡Vaaaya! Un profesor con sentido del humor… no como otros amargados que andan por ahí… Se ve que no recuerdan su etapa de estudiantes…)

Saliendo de clase subí al Centro de Computo a investigar un poco sobre el boletaje para el partido de vuelta entre Querétaro e Irapuato, pues debido a las (¿pensadas?) decisiones de la FEMEXFUT, no habrá hinchadas visitantes en ninguno de los dos juegos, y por ende, quien quiera ir, lo hará como Dios le de a entender.

Mi misión no tuvo mucho éxito, puesto que en el templo del dios Inti no había Internet, así que baje un poco preocupado por saber como habría de conseguir mi pase para la final en “La Corregidora”, pero la vida me tenía preparada una muy grata sorpresa.

Mientras bajaba las escaleras de la Facultad, vi a la persona que durante mucho tiempo, sin duda, ha sido lo que como, lo que bebo, lo que sueño, y dicha persona de forma inesperada, se acerco a mi, cortando mi acelerada huida, pues desde hace tiempo somos como un par de conocidos nada mas y después de haber pasado tantos momentos gratos, un seco y frío “Hola” es tan poco alentador que lo mejor es escapar.

Su sola presencia fue suficiente para alegrarme el día, para arrancarme una sonrisa, y más cuando comenzamos a charlar, ya que ella sigue teniendo esa luz, esa sonrisa y ese gran espíritu que a mi me cautivo, sigue siendo un motivo para mi, sigue siendo el cielo que yo pretendo alcanzar.

Lamentablemente para mi, la charla se vió interrumpida y después, termino. Una vez más me quede pensando en tantas cosas que en el pasado me faltaron por decir, tantos sentimientos que tuve que guardar para mi, tanto que aun tengo por ofrecer…




Afortunadamente, vi a Pablo y a Fuentes, un par de buenos amigos, y sin dudarlo, los invite a venir a casa. Fuentes titubeo un poco (como buen leones) y Pablo acepto y lo convenció (jejeje, ojala convenciera así a todo mundo).

Ese par de tipos son peculiares, de hecho, pensaba dedicarles un espacio en este blog y creo que hoy es el momento idóneo. Comenzare por Fuentes, quien en mi anterior época de escritor, era un asiduo lector de mi (desastrosa) vida.

Jamás imagine que un Círculo de Estudios me daría un amigo. Yo estuve ahí por una constancia (¡que nunca obtuve!) y quizá, por un poco de conocimiento en Derecho Constitucional.

El tipo dominaba el (ya legendario) tema del Derecho a la revolución, pero también, tenia una playera del Leon, lo cual ponía una tremenda barrera entre nosotros, ya que yo seguía en mi papel de hincha radical azulgrana.

Después de varias sesiones y obtener su Messenger, el tipo y yo tuvimos discusiones respecto a nuestras ideologías futbolísticas, afortunadamente, siempre dentro de la razón, lo cual genero una cierta amistad.

El mayor acercamiento se fue dando cuando el comenzó a conocer de mi en mi anterior blog. Recuerdo que Fuentes decía que mi vida era como una telenovela. Así paso el tiempo y poco a poco los temas de charla eran de muchísimas otras cosas, hasta que un día reciente, me toco verlo como no lo había visto antes, mi amigo tenia una decepción amorosa.

Mientras comíamos unos deliciosos nuggets (bendito alimento), decidí poner mi disco (ese disco volumen II que jamás regale, ese que tenia las canciones de la duda, de la incertidumbre, de la confusión) y en una extraña reacción, Fuentes pedía que repitiera algunas canciones. Sinceramente temí preguntarle que había ocurrido, mas bien, como. Hoy, mientras jugábamos y animábamos a Pablo, Fuentes poco a poco fue relatando lo que le ocurrió, cosa que yo entiendo muy bien, pues viví una circunstancia similar, lo cual creo que me da derecho a darle un consejo.

Amigo, sé que estas leyendo esto, y créeme que hay gente que te apoyamos, gente que deseamos que salgas adelante. Sabemos que es difícil olvidar, hacerse a la idea de que esa persona a quien quisimos ya no estará más, pero también recuerda que el sol siempre saldrá al día siguiente. Valórate, relájate, ¡animo! Créeme que si la vida me enseño algo en esos momentos difíciles fue que Dios no se equivoca y todas las cosas tienen una razón de ser.
¿Te quedas en el piso o te levantas de la caída? No me defraudes, confió en ti… aunque seas verde…

Ahora toca el turno hablar de Pablo, y vaya que tengo tantas cosas que decir de ese sujeto…

Recuerdo que la primera vez que lo vi en el prope, me sorprendió su cabello. No tenía un peinado o forma definida, lo cual me causaba novedad pues yo jamás conocí alguien así.

Con el transcurso de las clases, todos notamos que el fulanito este (jajaja) caía bien. Quizá en ese tiempo no le preste demasiada atención pues yo estaba muy preocupado por lograr mi pase a la Facultad, pase que yo estaba seguro el ya tenía y no por el importante puesto de su papa, sino por que a legua se notaba que el es muy inteligente. No me equivoque, mi amigo paso en el primer lugar.

Cuando entramos a primer semestre, me empecé a juntar con el, pues creo que compartíamos ideas afines. Nos sentábamos adelante, íbamos a las bienvenidas (jejeje, ¿Recuerdas al tipo del buen oído?), participábamos en clase de Gutierritos y hasta recuerdo cuando el pasaba por un mal momento, momento en el cual trate de apoyarlo.

Los semestres que siguieron, quizá yo atendiendo a mi naturaleza de pésimo estudiante, me senté un poco mas atrás y hasta recuerdo que en Segundo le escondíamos su mochila (jejeje, lo siento Pablo).

Sinceramente y a pesar del gran aprecio que le tengo, creo que en ciertos momentos el alcohol (y los alcohólicos) alejaron a mi amigo de mi, y yo poco podía hacer por acercarme a el, puesto que siempre he creído (lo confieso), que cuando uno intenta darle un consejo, el lo toma a regaño.

Llegó el quinto semestre, un semestre sumamente difícil. Un buen día iba llegando a la escuela a clase de 8 de la mañana, y lo primero que vi fue la burla de Juan Ernesto y Paul Alejandro. Nada fuera de lo común, hasta que en clase, me entere que Pablo estaba enojado por que yo había invitado a salir a Carolina (su hermana a quien quiere mucho… con toda razón).

Yo estaba preocupado, pues todo había sido un malentendido y no había que ser un genio para notar que Pablo echaba el hígado al verme. De mil maneras intente acercarme a el y platicar, todo era inútil, o al menos eso parecía.
Recuerdo que el fallido embargo en la Cañada de la Muerte (¿Requiere mas explicación?) me acercó mucho a el una vez mas, me recordó que éramos amigos (y si no, el hostil lugar nos hacia pensar que no sobreviviríamos el uno sin el otro).

Finalmente, un día en casa de Misael pudimos hablar. Aclaramos el malentendido que generaba molestia en el y mucha incomodidad en mi, con lo cual, nuestra amistad volvió y comenzó una historia en la cual el tenia un papel muy importante.

Desgraciadamente mis circunstancias personales en este sexto semestre me impedían convivir no solo con el, sino con todos los que estaban a mi alrededor y fui yo quien se alejo un poco del mundo terrenal. Con (un recurso y) un poco de suerte, estoy a la espera de mi pase en Derecho Civil, lo cual me permite volver a convivir poco a poco con mis amigos, entre ellos, el.

Me da gusto saber que mi amigo esta enamorado (aunque el diga que no) pues me recuerda esos momentos en los cuales yo lo estuve. Se viste diferente, su peinado que me causaba novedad ya no esta, ahora hay un peinado muy estilizado y además, ha mejorado su comportamiento (jejeje).

Si algún consejo te puedo dar Pablo, ese seria el de que tengas fe en ti, ten confianza. Eres un chavo que tiene ángel, tienes personalidad, ¡Anímate! No te quedes con ganas de decir algo, pues mañana puede ser muy tarde.

Creo que he escrito mucho, pero dicho poco, y si es que tú lees esto Pablo, me gustaría que supieras que eres un gran amigo o más que eso para mí. Sin temor a equivocarme, la mayor muestra del afecto que te tengo esta en esa camiseta 19 del Irapuato que tu tienes, pues como bien lo sabes, para mi una camiseta fresera tiene un valor tremendo, puesto que no solo se usa, sino que se suda y si es necesario, se sangra.

No dudes que siempre que necesites mi apoyo ahí estaré, dispuesto a lo que sea, pues creo (exagerando, fiel a mi estilo) que te estimo como el hermano que no tengo.

Para finalizar y con mucha sinceridad, te agradezco que me hayas brindado la oportunidad de conocer a tu familia (tu mama que hace un café delicioso y es un pan de Dios, tu papa una persona muy importante y a quien a pesar de haber tratado poco sabes que lo admiro muchísimo, tu hermana Diana, aquella niña a la cual jamás pensé conocer cuando nos contabas que bailaba alrededor de ti y se burlaba de tu estado de ebriedad, y ni que decir de Carolina… Oye, ¿Algún día conoceré al mayor? Ojala que si)
Ojala tanta letra no haya aburrido a mis escasos lectores, pero bien valió la pena dedicarle unas pocas líneas a estas personas que quizá no lo saben, pero son muy importantes para mi…

¡Chau!

Canción: Cuando te escucho decir mi nombre – Los Auténticos Decadentes
Frase: … cuando te escucho decir mi nombre, una sirena canta, un ángel pierde las alas, cuando lo decís vos, va directo al corazón…