viernes, 10 de julio de 2009

La tarde no está para nostalgía...

... y a pesar de que está nublado, de que las pequeñas gotas de lluvia caen sobre la ciudad, la tarde no está para nostalgía.

Mirar atrás y observar el pasado es una tarea que con frecuencia realizo. Durante alguna época me martiricé pensando en "¿Por que, por que, por que?" Hoy simplemente, aprendo de aquellos momentos.

El pasado es parte de nuestra historia, es imborrable, ahí estará siempre. Negar nuestro pasado es negarnos a nosotros mismos.

Si tu pasado fue glorioso, enaltece ese pasado cada día, superalo, sé mejor, que no te detenga nadie.

En cambio, si tu pasado merece quedarse atrás, si en él cometiste errores, corrígelos, nadie es perfecto, decidete a componerlo y hazlo con determinación, pues al menos para mi, ahí está la gran diferencia entre madurar o volverte mártir.

Desde meses atrás yo ya era partidario de las segundas oportunidades, pues me atrevo a decir que mi pasado pesó mucho más que el presente y futuro que llevaba por delante. No entendía por que lo que hice o viví en otro tiempo, era factor determinante para una decisión del hoy, del ahora; tal vez por esa razón, en algún momento cuando alguien expusó su pasado ante mi, yo dejé a un lado la posición de juzgador pues creo que nadie en este mundo tenemos autoridad para señalar a los demás por lo que han hecho en sus vidas, es más, como diría Ricardo Arjona "y es que si yo no he sido un monje ¿por qué voy a exigirte que seas santa?".

El pasado pues, no debe ser nuestra carta de presentación, debe serlo el presente...

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