miércoles, 1 de julio de 2009

Capítulo II "Dios perdona pero el tiempo a ninguno..."

En la entrada anterior, nos quedamos en que pasé por ella a casa de sus amigas, lo que vendría después, jamás lo imaginé...

La chica en mención y yo caminabamos por aquel legendario callejón que ha visto pasar mis últimos años en la Capital del Estado y nos detuvimos frente al #24 y entramos...

Recuerdo que había bisteck y quesadillas para cenar... Ella no probó ninguna pero se fijó que comí tres... La platica era normal, una platica como cualquier otra entre un par de jóvenes... Todo cambió cuando subimos a la "terraza" (entrecomillado por que yo prefiero llamarle "azotea")... El escenario quizá fue participe y en gran medida, complice... Una noche llena de estrellas, una ciudad iluminada por sí misma y un par de chavos con un ingenio tremendo...

Recuerdo bien que platicamos un poco sobre música, platicamos de la escuela, platicamos de Dios, en fin, la conversación fue muy variada hasta que el frío nos empezó a invadir, fue en ese momento que ofrecí una sudadera y ella me sugirió "una frazada"... Yo, como buen anfitrión, subí unas cuantas, así como una sábana y algunas almohadas para tirarme en el piso y ver "Los Simpson" en mi lap (quién ahora está en el cielo de las lap)... Ella, al ver esto, como que quería y no, como que se animaba pero le daba pena, eso, hasta que le preste una almohada e hizo lo mismo... Tirados ambos en el piso y viendo los monitos amarillos y de cuya genialidad nadie duda, pasaron algunas horas, de hecho, dió la madrugada ahí así que ella decidió que la llevara a su casa... Camino a su casa, ambos estabamos un tanto incredulos de lo que había pasado esa noche, pues de repente un par de extraños hicieron una química muy buena...

Ese era el inicio de una historia como pocas, historia que tendrá su siguiente capítulo, después...

No hay comentarios: